Entrevistas

Herib Caballero: “La situación del Paraguay de posguerra fue digna del Infierno de Dante”

12/13/2024

Entrevistamos a Herib Caballero Campos (Asunción, 1975), probablemente el historiador paraguayo más prolífico y con mayor proyección internacional. Doctor en Historia por la Universidad Nacional de Asunción y Magíster en Historia del Mundo Hispánico por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, sus principales líneas de investigación atraviesan los “aspectos sociales económicos y jurídicos del Paraguay a finales del período colonial, en especial el siglo XVIII” y el amplio “proceso de constitución de la nación a partir de las fiestas, monumentos y conmemoraciones”. Además del ejercicio de la docencia universitaria, publicó numerosos libros y artículos académicos como producto de sus pesquisas en los más diversos repositorios. Además de un breve repaso de su biografía académica, rutina de trabajo y aficiones, nuestro intercambio abordó cuestiones como la historia paraguaya y los métodos de investigación.

¿Cuáles hitos de su trayectoria académica podría destacar? ¿Puede decirnos algo sobre sus aficiones?

En 1993 ingresé a la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Egresé en 1996, reconocido como mejor alumno. Inmediatamente cursé el doctorado, porque tenía claro que quería dedicarme a la investigación. El doctorado lo hicimos entre tres, con Iris Benítez y Oscar Aguayo Meaurio. A la par inicié la carrera docente como auxiliar de enseñanza de la primera doctora en historia, Irma Ramona Isnardi Lezcano, en la cátedra Prehistoria, Oriente, Grecia y Roma.

En 2003 obtuve la beca de la Fundación Carolina y la Fundación Mapfre Tavera para hacer el Máster en Historia del Mundo Hispánico en el Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Madrid. Mis días en las aulas del Palacio del Hielo son inolvidables, por el aprendizaje, la camaradería y la amistad que entablé con colegas de varios países de Hispanoamérica.

De regreso a Asunción, concluí la tesis doctoral que había iniciado bajo la dirección del gran historiador Alfredo Viola. Defendí ese trabajo en diciembre de 2005. En 2006 fui designado como Docente Investigador de Tiempo Completo y director de Posgrado de la Facultad de Filosofía. En 2007, el rector Pedro González me asignó la Coordinación Académica de la Escuela de Postgrado del Rectorado de la UNA. En 2011, fui seleccionado por colegas de Uruguay entre los primeros investigadores paraguayos para dar inicio al Programa Nacional de Incentivo a la Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).

Cuatro años después concursé para el cargo de Docente Investigador de la Universidad Nacional de Canindeyú, sin por ello abandonar mis cátedras en UNA, en la que, también vía concurso público, obtuve la cátedra de Historia Social Paraguaya en la Escuela de Ciencias Sociales y Políticas.

En 2022 fui elegido presidente de la Sociedad Científica del Paraguay, una distinción muy relevante en términos personales y profesionales, dado que soy el primer historiador profesional que ocupa dicho sitial gracias al voto y respaldo de destacados científicos de diferentes disciplinas.

Entre mis aficiones puedo señalar la lectura, pasear en bicicleta, ver películas y coleccionar libros raros, estampillas y monedas.

Hablemos un poco de historia paraguaya, ¿cuál fue la relevancia política y económica de la antigua provincia del Paraguay en el contexto regional?

Desde 1534 puede hablarse de la región del Río de la Plata, jurisdicción otorgada por la Corona hispánica a Pedro de Mendoza, como un núcleo relevante del que irradiaron exploraciones y acciones de conquista. La configuración de la provincia del Paraguay se produce a partir de la Real Cédula de 1617 en la que se divide su territorio original en dos. El Paraguay, con capital en Asunción, se consolida como una especie de bastión frente a las incursiones portuguesas y la hostilidad de los indígenas del Chaco, característica que dificulta mucho la vida cotidiana de los colonos. De hecho, el capitán Juan Francisco de Aguirre definió al Paraguay como una de las provincias más militarizadas del imperio, ya que estaba casi permanentemente en armas.

La presencia europea en el actual territorio del Paraguay tuvo el papel de una suerte de “cabeza de puente” desde la cual expandieron su influencia desde el centro del continente hacia el Altiplano Andino –objetivo original– y luego hacia el Atlántico por dos vertientes, hacia el Guaira original y hacia el sur, vía el río Paraná.

¿Qué aspectos relevantes destacarías sobre el final de la Colonia y el proceso de independencia, y cuáles son los últimos hallazgos importantes sobre ese período?

En el período final de la Colonia, dos hechos fueron sumamente relevantes para la composición socioeconómica de la ex Provincia del Paraguay. El primero, la expulsión de los jesuitas, con todas sus implicaciones económicas, sociales y demográficas. El segundo, según mi visión, fue la introducción de la moneda metálica a través del monopolio de tabaco, que permitió cierta mejora de la calidad de vida de los habitantes y un cambio de hábitos que implicó la habilitación de pulperías, mejoría de las viviendas, entre otras consecuencias sociales y económicas.

¿Cómo podría caracterizarse la relación de Asunción con Buenos Aires y cuál fue la dinámica de esos lazos entre el fin de la Colonia y la independencia?

Desde comienzos del siglo XVII, las relaciones fueron tensas. En su memorial, Manuel de Frías –luego designado como primer Gobernador de la Provincia del Paraguay– afirmaba que Buenos Aires acaparaba las mejores mercaderías. Eso implicaba, para la provincia paraguaya, un estado de pobreza general, economía de subsistencia y una situación de dependencia y sometimiento económico. La yerba mate, principal rubro de exportación, generaba grandes ganancias a las comerciantes bonaerenses debido a su papel de intermediarios. Los habilitados, peones y comerciantes asuncenos, en cambio, tenían magras recompensas por su arduo trabajo de extraer el producto de los yerbales naturales, dando pie a toda una cadena de explotación de pobres sobre pobres. Con el establecimiento del virreinato de Buenos Aires, en la etapa final de la Colonia, se sumó la dependencia política además de la secular dependencia económica.

¿En qué consistió la singularidad del proceso de independencia del Paraguay?

La singularidad se basa en que la independencia no sólo fue de la Metrópoli, sino más bien de la submetrópoli porteña. En un primer momento, la colonia paraguaya juró lealtad al Consejo de Regencia (realista) frente a la Junta de Buenos Aires de 1810. Sin embargo, Paraguay no tardó en adoptar su propio camino y rompió con ambos centros de poder. Otro hecho singular fue la pronta decantación por un proyecto republicano, consagrado en el Congreso de 1813. Ese proyecto tuvo como principal referente al doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, que gobernó con mano férrea el país hasta su muerte en 1840.

¿Cómo describiría, en términos políticos, el período de 1811 a 1870?

Es un período de transición entre la Colonia y el proceso de construcción del Estado nacional paraguayo. En su primera etapa se instaura un modelo republicano, a ejemplo del romano, que también adoptaron otros países en ese período.

Si bien debe ser interpretado en el contexto del proceso de defensa de la independencia, el modelo dictatorial ejercido por José Gaspar Rodríguez de Francia tuvo consecuencias muy polémicas. El propio Carlos Antonio López, en su Mensaje de 1854, describió las limitaciones del funcionamiento del Estado en 1840.

Si bien el viejo modelo español continúo –principalmente en lo jurídico– sí hubo cambios en lo político y económico, aunque haya sido un proceso sumamente lento. A tal punto que algunos autores contemporáneos sostienen que la revolución paraguaya fue bastante conservadora en términos sociales y económicos, en oposición a la historiografía tradicional, que presenta a ese período de modo diametralmente diferente.

¿Es verdad que el Paraguay fue una “gran potencia económica” en la preguerra?

Justamente se trata de entender que fue un país que inició un peculiar proceso de modernización, con un presidente que declaró en su Mensaje que el pueblo paraguayo no estaba maduro para las instituciones de la libertad. Cuando uno mira los reportes de la Tesorería y los compara con el presupuesto de los países vecinos, se puede observar claramente que lo de potencia económica era más una expresión de deseo que una realidad. Eso se evidencia, también, en las medidas de urgencia que el gobierno dispuso ya en los primeros años de la Guerra Guasu, para recolectar ropa, solicitar donaciones de alimentos, caballos, etc.

¿Cuáles eran las relaciones con Gran Bretaña, según sus estudios?

Desde el gobierno del doctor Francia se buscó el reconocimiento británico, dado que era la potencia mundial de entonces.

Recientemente, revisando la documentación obrante en el Archivo Nacional de Asunción observé un aspecto que había pasado desapercibido: las negociaciones y tratativas del gobierno paraguayo con la empresa Blyth Brothers empezaron antes de que oficialmente Gran Bretaña reconociera la independencia del Paraguay. La marina paraguaya estuvo dirigida por marinos ingleses, como el capitán George F. Morice, los ingenieros ingleses construyeron el Arsenal y tendieron la vía férrea; además, muchos de estos británicos combatieron en filas del ejército paraguayo durante la Guerra Guasu.

¿Cuál fue la situación del país en la inmediata posguerra?

La situación de la posguerra fue digna del Infierno de Dante. El país estaba en estado caótico. Además del hambre y la violencia, en poco tiempo los sobrevivientes sufrieron las consecuencias de las luchas políticas entre los miembros de la elite, cuyos ejércitos volvieron a reclutar niños para sus combates. Además, el país estaba bajo ocupación de las tropas vencedoras y arruinado económicamente. En ese sentido, cabe destacar que el rol de la mujer en el proceso de reorganización fue clave. Por otro lado, se produjo un cambio en materia política con la introducción de medidas liberales, la economía de enclave con capital extranjero y un Estado en quiebra.

¿Cuáles desafíos enfrenta el estudio profesional de la historia en Paraguay?

En pleno siglo XXI, el principal desafío es construir una historia como resultado de la investigación científica. Es decir, que supere los aspectos anecdóticos y contribuya a construir una sociedad más democrática y tolerante. Una historia que permita una mejor comprensión de la evolución de la sociedad paraguaya, con sus limitaciones y virtudes. Una comprensión de los diversos procesos históricos que nos marcaron como sociedad. Es necesario entender que la Historia es una ciencia y, así, superar la visión de que la historia es el canto de las glorias nacionales. Una Historia que con rigurosidad nos coloque en una posición de poder entender cuáles son las causas de nuestras limitaciones y qué fortalezas tenemos como sociedad.

¿Cuál es la realidad de la financiación a la investigación científica en Paraguay?

Hoy los investigadores cuentan con las diversas herramientas que administra el CONACYT, que con su programa PROCIENCIA II permite el financiamiento de proyectos de investigación. A través del SISNI se incentiva a los investigadores y de esa forma se tiene una política pública que en los trece años de funcionamiento del PRONII –hoy SISNI– ha dado muy buenos resultados. Estoy seguro de que su sostenimiento en el tiempo permitirá un incremento cualitativo y cuantitativo de la producción científica paraguaya.

¿Podría describir cuál es su rutina de instigación y elaboración? ¿Qué métodos recomienda?

Combino las obligaciones de docencia e investigación. Trato de destinar horarios en la semana exclusivamente para leer, investigar en los fondos documentales y escribir. En ocasiones el esfuerzo por combinar los compromisos laborales cotidianos, la convivencia familiar y la investigación hace que uno deba tomar decisiones, como robar horas al sueño y otras actividades. Hoy, las herramientas tecnológicas permiten ahorrar mucho tiempo, recuerdo que cuando empecé debíamos copiar a mano las fichas, luego transcribir. Con las fotos digitales recabar la información de los archivos se volvió mucho más ágil y eficiente. Para mí, la Historia no es un pasatiempo, es mi trabajo. Es la forma como siempre quise ganarme la vida, hurgando el pasado en archivos y bibliotecas.

¿Qué libro estás leyendo ahora y recomendarías para nuestro público?

Estoy leyendo el libro de Jeffrey Erbig titulado Entre caciques y cartógrafos. La construcción de un límite interimperial en Sudamérica S XVIII, que trata sobre las comisiones demarcadoras entre España y Portugal en el siglo XVIII. Es una obra sumamente interesante por el abordaje y la rigurosidad con la que las consecuencias de esas misiones y el hecho que no lograron su objetivo principal: determinar las fronteras entre los imperios ibéricos.

La última novela que leí fue La Virgen Carrillo, de Mabel Pedrozo, que relata en forma novelada la vida de María Asunción Carrillo Falcón. Es una obra muy entretenida, que aborda uno de los temas tabúes de la historia paraguaya. Por otra parte, recomiendo siempre leer a los clásicos, tanto de la literatura universal como de la paraguaya; la literatura es una buena forma de acercarse al pasado y comprender mejor cómo se vivía en otros tiempos.