Anahí Soto Vera: “La enseñanza de la historia en Paraguay es radicalmente nacionalista, muy memorística y con poco juicio crítico”
09/19/2025
Anahí Soto Vera, prometedora historiadora paraguaya, nos habla sobre el quehacer del docente e investigador de la historia. Miembro del Comité Paraguayo de Ciencias Históricas, Anahí construyó su formación académica en ambos lados del Atlántico. Su Licenciatura en Historia, realizada en la Universidad Nacional de Asunción y defendida en 2009, se centró en el ascenso al poder del dictador Alfredo Stroessner.
Posteriormente, completó tres postgrados en España: una maestría en la Universidad Jaume I y otra en la Universidad Pablo de Olavide, donde también culminó su Doctorado en Historia y Estudios Humanísticos. Su tesis doctoral, finalizada en 2023 y titulada “Patrias y Poderes: El Guairá en la construcción del Estado nacional paraguayo (1811-1862)”, contribuye de modo significativo al conocimiento del periodo posindependencia en el Paraguay.
En esta entrevista, profundizaremos en su método de estudio e investigaciones, la realidad de la enseñanza de la historia en Paraguay, además de explorar sus aficiones y su visión sobre el futuro de esta disciplina.
¿Cuáles hitos de su trayectoria académica podría destacar?
Al mirar la propia vida en retrospectiva, muchas veces se percibe que los hitos personales no son necesariamente los mismos que elegiría alguien que observa desde afuera, y no son los mismos en diferentes momentos de la vida.
Creo que uno importante fue el día que leí mi Trabajo Final de Grado de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), dirigida por el Dr. Ricardo Pavetti. Fue en 2009 y allí decidí que haría todo lo posible para ser investigadora. Tuve la suerte (y siempre traté de honrarla) de que mis maestros me apoyaran en ese difícil camino.
Otro punto de inflexión fue cuando me preparé para hacer el posgrado en Brasil en el 2010. No lo logré, se me rompió el corazón, pero el proceso, las conversaciones con mis referencias intelectuales de Paraguay y Brasil, el anteproyecto, así como tener que revisar y reconstruir todo el plan de mi vida, todo eso fue vital para mi camino profesional y personal. Fue una lección de resiliencia y adaptabilidad a los cambios.
El posgrado en Castellón en el 2011 constituye otro punto clave. Increíblemente, pasan los años, y sigo viendo el impacto que tuvo mi estadía en la Universitat Jaume I. Fue como una burbuja de aprendizaje para mí, desde las enseñanzas en aula, las conversaciones en los pasillos, en la hora del café, en las sobremesas, las discusiones en las horas de estudio. Fue un antes y un después para mí. No recuerdo otro momento en mi vida en que haya leído tanto sobre historiografía latinoamericana como en esos meses. Mis colegas tenían una base historiográfica más amplia, tenían toda la bibliografía básica leída y trabajada. Para mí fue brutal. No podía ni deletrear el apellido de algunos autores clásicos. Mi compañera de cuarto, Ana Joana Vergara, se ocupó personalmente de orientarme en las lecturas, escuchar mis reflexiones en un proceso de descubrimiento intensísimo.
A principios del 2016, mi vida profesional dio un vuelco inesperado cuando fui desvinculada de la Facultad de Filosofía de la UNA por diferencias políticas. Pensé que hasta ahí había llegado, y pensaba abandonar el doctorado y todo. Ignacio Telesca me invitó un café, me habló del Comité Paraguayo de Ciencias Históricas, y en ese espacio encontré la red de apoyo para seguir con el doctorado y todo lo que significaba.
¿Cuáles son tus aficiones?
Me gusta leer ficción, cuidar plantas fáciles, ver películas y documentales que no tengan nada que ver con historia, a veces hago aeroyoga y me gustan las conversaciones largas y con muchas risas con personas con un bagaje personal amplio. Si es una persona muy vieja o muy joven, mejor, seguro tendrá varias cosas que acomodarme en la cabeza. Tengo las peores aficiones para ser historiadora. Soy una millenial de catálogo.
¿Cuál es tu línea de pesquisa, actualmente?
Actualmente estoy en el freezzer. Mi tiempo se reparte entre una productora audiovisual y la vida de “trad-wife” accidental que me gané en la migración (al decir eso, satirizo un poco mi situación con la actual corriente conservadora que busca reivindicar en redes sociales a las mujeres como madres y esposas exclusivamente). Criar niños pequeños sin red de apoyo familiar, sin la tribu, es un desafío. Así que empecé a aprender mucho sobre historia del arte, porque imparto clases en Miami Tecnology & Arts, y en la Universidad José Martí de Latinoamérica en el área de humanidades.
¿Cuáles desafíos enfrenta el estudio profesional de la historia en Paraguay?
¿Por dónde empezar? Supongo que el mayor desafío es la precariedad laboral. La mayoría de los investigadores tienen varios empleos en docencia o consultorías (o ambos) mientras hacen investigación paralelamente. Desde la formación ya hay debilidades, fíjate que hay muy poca oferta de carreras de grado, raras veces se abre la maestría y el doctorado tuvo un ultimo grupo a principios de este siglo. Por lo tanto, la mayoría de las cohortes del grado en historia se dedican a docencia, no a investigación. Sin embargo, a puro pulmón se están haciendo avances. Un tema en este punto es que, quienes salen a hacer posgrados casi ya no regresan.
¿Cuál es la realidad de la financiación a la investigación científica en Paraguay?
Con respecto al apoyo de Conacyt la situación es cada vez más compleja. Por ejemplo, la última convocatoria que salió se adjudicó hace casi un año y aun no hay fecha de cobro. Además, para muchas/os colegas el nivel de producción que se pide mantener es difícil, ya que deben compatibilizar con sus otros empleos, formación continua y la vida personal. Otro tema es la financiación de investigaciones. Pocos casos hemos tenido de proyectos en Historia o estadías para investigación que se han obtenido por medio de Conacyt. No obstante, es encomiable el esfuerzo que están haciendo los y las colegas por abrir camino para el resto de nosotras/os.
¿Podría describir cuál es su rutina de investigación y elaboración? ¿Qué métodos recomiendas?
Como dije, ahora mismo no estoy haciendo nada, mas que tratar de no dejar de leer lo que publican los colegas, leer los debates y demás. Muy poco la verdad. Sin embargo, creo que sigo creyendo en el consejo de una compañera de doctorado, Ginón Bojorquez, ella decía que hay que hacer un poquito, algo cada día. Sumar algo al papel, lo que sea (con las citas correspondientes), poquito a poco, se va construyendo. Otra estrategia que me sirvió cuando estaba quemada, era pasar mis avances o presentar oralmente a alguna colega que respete para desenredar los nudos con alguien más. Ese ejercicio debe ser cruelmente honesto para funcionar. Hablar, preguntar, consultar. No hay pregunta tonta, tonto es no preguntar.
¿Podrías sintetizar las principales conclusiones de tu trabajo «Villarrica en el proceso de formación del estado nacional paraguayo (1811-1862)»? En ese sentido, ¿cuál fue importancia de esa ciudad en el contexto de la política de José Gaspar Rodríguez de Francia?
Trabajar el caso de Villarrica abre muchas líneas de trabajo, de discusión, porque rompe varios mitos (o confirma a quienes ya los rompieron, como tu investigación, Ronald). Uno de los resultados que más me sorprendió fue que 1820 no fue un punto de inflexión para Villarrica. No hubo cambios significativos. Esa fue una tesis que yo misma sostuve por muchísimo tiempo, siguiendo lo que afirmaba Chaves de uno de los colaboradores de Francia que, según él, “cayó en desgracia”. Cuando en realidad, al trabajar las fuentes, encontramos que el caso fue muy diferente, y la desgracia de Careaga tuvo más que ver con asuntos familiares (un feminicidio) que con la Conspiración de 1820. Otra cuestión que para mí aun está pendiente es comprender mejor el territorio. Por sugerencia de Kevin Goetz, exploré el concepto de villa de domingo, que me permitió desentrañar varios elementos para comprender el tejido social de Villarrica y su área de influencia por esas décadas. Pero aún queda pendiente ampliar, profundizar y ver la evolución a lo largo del tiempo, especialmente en la brecha entre el primer siglo de existencia y las reformas borbónicas. Sobre el punto particular de Villarrica en el régimen de Francia, creo que permite ver a pequeña escala que esa idea de poder omnímodo era insostenible para ese contexto. Francia tenía poder, pero no estaba inmiscuido en un montón de cuestiones propias de la localidad. No soy la primera en decirlo, ya otros/as autores lo han mostrado para otros casos, pero en este en particular es llamativo por ser la segunda ciudad en importancia para la época. La parte más interesante creo que en realidad surge de la segunda parte de la tesis, con la centralización del poder en el gobierno de Don Carlos.
¿Cómo se da la enseñanza de la historia en el sistema educativo oficial paraguayo? ¿Cuál es la influencia de la visión tradicional nacionalista en los contenidos?
Radicalmente nacionalista, muy memorística y con poco juicio crítico, en general, pero un sector de docentes haciendo la resistencia. Un proyecto muy lindo este sentido son las academias estudiantiles de historia que impulsa la Academia Paraguaya de la Historia con Julio Espínola a la cabeza, y el curso de actualización de docentes que está realizando la Facultad de Filosofía-Universidad Nacional de Asunción. Sé que hay otros espacios de resistencia como estos, desde una mirada más complejizada, con la perspectiva puesta en la formación ciudadana integral y más significativa en todo el país, pero no es la mayoría.
¿Cuáles son los principales obstáculos para los profesores de historia en el ciclo secundario y universitario?
La sobrecarga de trabajo, la falta de espacios para trabajar en redes de apoyo entre docentes, la expectativa de que el área de Historia forme “patriotas” que desfilen en mayo, no ciudadanía útil a la patria.
¿Qué libro estás leyendo ahora y recomendarías para nuestro público?
“Misquoting Jesus: The Story Behind Who Changed the Bible” (Malinterpretando a Jesús: La historia detrás de quién cambió la Biblia) de Bart D. Ehrman. Soy historiadora, feminista y cristiana practicante. Este tipo de libros me sirven de bisagra para compatibilizar estas perspectivas de la vida un poco disimiles entre sí.
¿Alguna serie que quieras recomendar?
“Bellas Artes”, seguir a Antonio Dumas en sus peripecias en un museo de arte contemporáneo imaginario pone en relieve muchos dilemas políticos, éticos y sociológicos de la actualidad.